De Slussen a Gamla Stan.
De Slussen a Gamla Stan, yo podía hacer que el cielo te nombrara como al ángel de los sueños azulados, que viajaras por el viento como sólo sabe un ave que es de libre vida y paz.
Yo podía ver tus ojos en el Mälaren, y en el casco viejo tus caminatas por el empedrado, por calles tan gráciles como bellas son y serán siempre.
Yo podía navegar en tu forma de besarme, cruzar mares congelados de tu Báltico y su azul, e ir por las huellas que tus pies me iban grabando.
Yo podía hacer que el verso se asomara por tus labios convirtiéndose en un beso, hasta ver clavado el día en un sólo corazón y en una misma alma dos seres amparados.
Yo podía ver la lluvia por tu cuerpo aparecer y encontrar una respuesta del nublado sueño mío, aclarado por la imagen de quien ama eternamente siendo sólo un mortal más.
Yo podía atar los puentes de tus catorce islas hacia mí, y arroparte con el fuego de un abrazo tan veloz como era mágico, así como sentía una roca bajo un árbol.
Yo podía hundir mi vida por la tuya en los cristales, ser guiado por tus aires de mujer enamorada y encantada por perfumes de tu propio ser celeste.
Yo podía imaginarte en la piel de Gamla Stan y ser yo como es Slussen dividiendo la marea: ser y verte entre mis brazos con la luz serena y noble, siendo vistos por castillos y un buen par de fortalezas.
Yo podía hallar la lengua que se anclara como el Vasa sumergido entre las aguas y salir después de años para amarte de igual forma, como siente y como ama quien conoce de su historia.
Yo podía entrar a un mundo combatiendo con vikingos, sin saber de los diluvios ni de nieves cansadoras, pero siempre con el alma puesta y vista en la esperanza.
Yo podía haber amado con más años en el cuerpo y más días en la piel. Sin embargo no podía amar tanto como supe cuando yo verdeaba el mar , y mi vida fue al silencio de los bosques aledaños, donde ya no existe Slussen y tampoco Gamla Stan.
A Claudia Jara.