Los blancos de Suramérica no son tan blancos,
los negros lejos de África son más pálidos,
ahora los mestizos son la clase media;
medio pobres, medio ricos,
más lo primero que lo segundo
y en contadas ocasiones viceversa,
aunque por lo general ninguna de las dos.
Los indígenas siguen siendo los de abajo,
en especial para las élites blancas
que no son tan blancas como quisieran.
Lo que pocos saben es que la pirámide está invertida,
que los blancos \"blancos\" son ínfimos
en blancura, decencia, cortesía,
fineza, cultura y civilización.
Pocos saben que los mayores van delante
y en esta tierra primero fue el \"indio patirrajao\"
(peyorativo de indígena)
que el blanco cosmopolita del consumo global
(hipérbole de sudaca)
Y aunque parezca un arquetipo colectivo
los mestizos siguen empecinados en ser más blancos
que los mismos blancos, aunque no tan blancos
como los de Europa, así, desde tiempos coloniales,
(digamos que se trata del \"síndrome del espejo opaco\").
La pirámide sigue invertida,
los blancos que ejercen el poder no son tantos
como los mestizos que tenemos el derecho de elegirlos,
pero parece que nadie lo nota,
solo los que usamos la malicia indígena,
(como usted que lee este poema y como yo que lo escribí)
aunque eso no es muy bueno en estos tiempos
de apología al terrorismo y represión.
Parece que a la mayoría no le importa la desigualdad.
Mientras haya otro incauto a quien tumbar
la cadena de dolores seguirá hacia atrás
continuando la faena de razas y estratos.