Mi corazón expuso sus cicatrices
mediante múltiples radiografías impertinentes;
le diagnosticaron inmediatamente una cirugía mayor;
esta vez, el pensamiento será el narcótico local,
mientras la incisión se suture con criterios de expertos.
Llegó el día -ya no existe escapatoria-;
me voy e ingresaré al quirófano, y
si vuelvo será con la decisión tomada;
pues la vida me da la oportunidad -responsablemente-
para aprender a reconocer, descifrar y asumir sentimientos.
No pretendo creer en el destino;
pero, por alguna razón llegaste -TU-
y pude quedarme con ese único instante del tiempo
que será el vendaje no desechable en mi recuperación.
Autor: Lilia Quituisaca-Samaniego