(I)
CANTO DE ALABANZA...
Cantad, oh criaturas...
las grandezas del Señor,
admirad todo lo creado...
pues es eterna su misericordia,
fascinado lo contemplo...
en la espuma anacarada
de los mares,
en el marco incandescente
de la aurora...
que en su pálida ternura,
sirve a cada una de las rosas...
en la mañana descuidada
de su anuncio.
Es eterno y fugaz...
el corazón dichoso
en su pericia,
recreado mansamente...
en la belleza
inexcrutable
del crepúsculo.
(II)
VERSOS OSCUROS DE LA MEMORIA...
El caleidoscopio de lo eterno
se vierte mansamente...
entre cumbres borrascosas de ángeles sin cielo,
ya la etérea desnudez
se advierte lisonjera...
entre pálidas hetairas, se rinden mil ocasos.
Y yo sé...
en lo intanguible del deseo,
que una nueva y inexcusable primavera
apenas se me anuncia...
entre mil otoños prisioneros,
mientras el pájaro de plata
de la angustia...
se vierte fácilmente,
en la escuálida
y desértica añoranza...
del cantor en su tristeza.