Óptica primigenia que
se pierde en el dibujo
obscuro atado a sus entrañas.
A su ser.
Pies torpes que se erigen
sobre las sombras de un fuego
insidioso encarnado a la pared.
Tropiezo sobre hueso y hueso.
Hambre hecha lanza; hecha flecha.
Cielo hecho lienzo de roca.
Tallado con fuego nuevo y lengua prístina
revolcada en esfuerzo gutural.
Octavio Márquez