Salí y me encontré con la poesía que buscaba,
sus versos de cálida saliva me confortaron
/con besos arrebolados.
Y es tan hermosa ella, mujer poema,
metáfora que me ilumina con sus miradas
de salvaje terciopelo y sonrisa de catarata.
Y caminé de la mano de su esencia
y dormí y desperté con ella en mi pecho
y fuimos etéreos en nuestro encuentro
y tan carnales en nuestro secreto.
Temo la disonancia y el eco de los tequieros.
En la hipérbole del vuelo de los silencios
ella me da serenidad y confianza.
Yo le digo que creo en ella,
que la veo y la observo y la contemplo,
su luz verdea de emoción en mis pupilas
y ella también me dice que cree en mí.
Ella sabe que la amo, ya se lo dije,
puede que no repita tanto esa palabra
pero le digo a diario con ojos sinceros:
te lo dije y ella se ríe y me versa.