Ella era una mujer enamorada,
todas las mañanas,
corre desde su cama,
mientras ya su humedad escapa
hasta la cálida cama
donde su amor pernocta
y una sonrisa cariñosa se le escapa
al contemplarle
desnudo…
sobre las sábanas
y acalorada se abalanza
solo para darle un beso
mientras le susurra
¡buenos días hijo mio!