A diario me gustaría confesarle a mi madre todo esto:
Que yo ya no tengo sueños.
Soy incapaz de superar mis miedos.
Que no tengo nada dentro.
Que no sé amar y me petrifico.
Desde hace tiempo ya nada espero.
Hay días que siento que cargar con todo, ya no puedo.
Y mis ilusiones han muerto, todo en mí lo ha hecho.
Soy presa de un futuro incierto.
Las inseguridades se apoderan de mi cuerpo.
Que mis refugios ya no son consuelo.
En lagunas de dudas me sumerjo.
Que me he dado por vencida; ¿levantarme?, ya no quiero.
Me he creado una vida de mentiras,
Y no puedo seguir fingiendo.
No sé cómo ser yo misma, porque no sé qué significa serlo.
Que no sé hacer nada, para nada sirvo.
Sobrevivir otro día, a eso mis metas se redujeron.
Que siendo joven, carezco de aspiraciones y deseos.
¿No lo ves mamá? ¡Me estoy muriendo!