Amasaba y se contentaba
que a la tarde le llevaría
el pan tibio a los pequeños
que cuidaba...
Habían quedado en un lugar
provisorio mientras tomaban
una decisión para ellos.
Era más difícil ya que
eran tres hermanos y no
los querían separar...
Mientras tanto ella mantenía
la ilusión de ellos con
su voluntariado, haciéndoles
la vida un tanto más liviana,
Armaba juegos y se tiraba al
piso fingiendo siendo una
chiquita caprichosa que
peinaba a sus muñecas
y disfrutaba como nadie
cuando los hacía reír...
La espera sería larga
o tal vez no llegaría
nunca, hasta que consiguiera
la mayoría de edad la
mayor y fuera la tutora
de sus propios hermanos.
Cuando volvía a su casa
se alegraba de ver que
su madre la esperaba
con un plato de comida caliente
y le sonreía, era tan
afortunada de tenerla...
y así se lo hacía saber
cada día diciéndole
que la amaba.