La dicha de amarnos más.
Cuando a ti lleguen mis manos, me arrojaré a tus sueños para despertar contigo... y hacer de cada mañana un nuevo día divino. Y ya encima de tus pechos, tocado por tus latidos, yo llenaré de versos los sueños de tus caminos.
Nos van mirar despiertos las aves madrugadoras, nos van a cantar con notas... con notas bajo la aurora. Nos vamos a amar temprano con notas jamás cantadas y van a pasar las horas... las horas de la mañana.
Me vas a dejar un beso tatuado sobre mis labios y yo acercaré tu cuerpo tomándote de las manos. Te voy a dejar a solas. Me iré para trabajar. Y yo surcaré la aurora pensando en amarte más. De día, siempre de día, te voy a ver en el cielo soñando llegue la tarde por sólo verte de nuevo.
Me van a llenar tus ojos cual verde del pastizal y va a quedar en nosotros la dicha de amarnos más. Y así, llegando la tarde, te voy a ver otra vez, pensando qué regalarle a toda tu desnudez. Te voy a dar una rosa, te voy a encender un beso. Del mundo, con cada cosa, yo voy a verte en el lecho.
Y así, llegando a la casa, estando todo en silencio, en una azulada cama se van a hablar nuestros cuerpos.
Te van a apagar los astros. Me van a apagar la luna. Y yo sentiré el abrazo de toda tu piel desnuda. La noche será tan nuestra, en un respiro de paz, que va a ser mayor, ¡Tremenda!, La dicha de amarnos más.
A Claudia Jara.