Disculpe usted, pero… ¿Quién le dijo eso?
¿Quién le dijo que andar solo es libertad?
Y además… ¿de dónde saca que eso quiero?
Sin su mano… ¿para qué quiero la ciudad?
No, amiga, no confunda… eso no es libertad
Así que mí, déjeme, por favor, bien preso
Entre sus brazos y sus miradas, eso quiero
Y no se vuelva a hablar de darme mi libertad
Claro… salvo que usted quiera verme fiero
Porque, acá entre nos… ¿verdad que es lindo eso?
Quiero decir, mirarla como bobo todo el tiempo
Y andar felices y locos, aún bajo los aguaceros
Y que usted me regale el último de sus silencios
Y yo se los interrumpa con un bobo y tierno beso
Y que usted finja que le gusta, y yo, repita, por eso
Ande pues, no sea arisca. Re péguese en mi pecho
Y no repita otra vez que soy libre, se lo advierto
Porque, aunque no demuestre, me muero de miedo
Por eso, mi bien, dígame quién diablos le dijo eso…
Que andar sin rumbo y sin su mano es lo que quiero
Porque si lo dice, le juro por Dios que me está viendo
Que aquí, a media calle, la agarro y la lleno de besos
Hasta que esa idea malsana, se le salga del pecho
Y luego, sólo para demostrarle que hablo derecho
¡Me la llevo, la encierro, y con usted asalto el cielo!
Por eso, abráceme… y béseme ahora, sin recelos
Y déjese de tonterías… se lo estoy diciendo en serio…