Con toda mi fortaleza interior,
no he de permitir ni que las arenas me sepulten,
y tampoco las adversidades
de esta vida tan cambiada, tan distinta
a la que fue...
Mi pasado en esta vida
fue esplendorosa,
y muy sacrificada.
Tendría que maldecir mi forma de ser,
o agradecer al Señor,
los sentimientos que me coloca en mi alma.
Estoy cansado de ver las realidades
de esta época llena de conflictos,
de necesidades de guerras egoístas e inhumanas.
Quisiera sí remontarme hacia una
indefinida altitud.
Seguir soñando con las alas de los pájaros
que tienen la dicha de poseerla.
Creo en mi fortaleza interior,
pero circunstancias de la vida,
hacen que mi alma decaiga.
Mi alma...que está llena de amor...
y seres y sucesos cotidianos,
me la debilitan, la siento opaca, rendida...
Pero no, no debo permitir eso suceda.
Todos estamos en este gran escenario de la vida.
Somos todos los actores de distintas personalidades,
los variables personajes de las grandes obras...
Ya no más quisiera estar pidiendo \"ayuda\",
ésta significa socorro, ven hacia mí,
haz que viva una vida distinta,
y que deje de sufrir por los sufrimientos de los demás.
¿por qué he de sufrir ante los sufrimientos de mis hermanos?
Me he dado cuenta que si doy un buen consejo,
y se lleva a la práctica, todo sería mejor.
Me consta. Quiero adaptarme a las sugerencias,
a las opiniones, buenas...que existen en personas
que conozco, en la distancia...
pero que están presentes casi diariamente
en mi vida. Existe gente buena, piadosa, comprensible.
Corazones sensibles que están al lado del mío,
que se asemejan, que tenemos los mismos ideales.
Gente que no tiene egoísmo en su alma.
Y que sabe compartir sugerencias,
para bien y satisfacción para el
no sé cuánto tiempo de mi final...
ése, que algún día llega, para todos...
Los que buenos sentimientos tenemos
hacia los demás, no nos alejemos,
permanezcamos unidos.
Las arenas que me queman el cuerpo,
el sol que arruina y da calor insoportable
a mi físico, ya débil,
no han de destruirme, no han de sepultar,
porque rezo y tengo la mano de Dios.
Y aparte de las de Él,
reconozco que hay presencias buenas,
seres con sentimientos, y que me ayudan a mirar
la vida con fe, con optimismo,
con más ansias de vivir...
Me preguntarás qué me sucede.
Ya te lo estoy respondiendo.
Unas palabras, tan sólo unas palabras...
me ayudan a vivir...
Recibir maldades, es terrible...
recibir buenos consejos, aceptarlos,
y hacer que mi alma esté serena y en paz,
eso es vivir mejor...
Unámonos, ayudémonos a vivir,
a compartir...basta de egoísmos....
una sola vida tenemos...
con nuestras vidas compartidas,
con amor de seres en esta tierra,
ausente de egoísmos y maldades,
privadas de guerras....
nuestras vidas distintas han de ser...
acerquémonos todos a este desierto,
aguantemos su insoportable calor,
sus arenas que se meten en nuestra vista...
Si ves a alguien, arrímate,
si me ves a mí, acércate,
si yo diviso en él, uno, cinco, diez...
he de acercarme para que me acompañen y acompañarlos...
La buena unión, forman una buena comunidad...
Las arenas no han de sepultar nuestros cuerpos,
porque hemos de estar unidos,
y venceremos, por nosotros mismos,
seres juntos en la vida para protegernos
y vencer todos los obstáculos.
¡Juntos seguros triunfaremos!
Con la presencia de Dios, nada es imposible.
Él está con nosotros.
Juntos hemos de ayudarnos,
y Dios y nosotros hemos de ser felices.
Derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto -15/09/2013)