A. Martinez

Uno, dos, tres yo.

 

Hace años,
tal vez viente,
comencé
a convertirme
en mi padre,
ahora,
veinte años
después,
poco a poco,
me convierto
en mi abuelo.

 

Llegará el día,
supongo,
que no seré
sino polvo
esperando
regresar
a la tierra,
devolviéndole,
los pasos y prisas
que me prestó.

 

Entonces,
comenzaré
a convertirme
en una nada
sin memoria,
y lo que sé,
o supongo saber,
ya no tendrá
importancia.

 

Mientras tanto,
rumiaré
memorias
en mis
transmutaciones,
caminando
lo que pueda,
respirando
donde pueda,
amando
a mi manera,
con todas mis etapas,
abrazadas a mí.

 

Eduardo A. Bello Martínez
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