Intuía tu silencio, tú en cambio, distraída del mío
insignificante espacio en la memoria como para evocar tiempos idos
Cuanta pena acumulada, transformando el aire en humaredas de olvido
Cuanta impotencia, dominando el latido, enajenando el alma y el afecto
Esta indiferencia voluntaria, amasada en decenios de desencuentros
Cremando sentimientos, convirtiendo en ásperos aromas las imágenes del ayer
Nada aviva las entrañas, los cauces estériles hacinan las ánimas
El cielo desfigura el azul en amnesia y ausencia
Mi espíritu se revela ante un nuevo sentimiento
Me niego a la ojeriza que provoca este tiempo
Me niego al ocaso de la estima,
Al cerrojo que se impone en el pórtico de la ternura
¿Nos vencerán los fantasmas?
¿Acaso mi vetusto cuerpo se derrumba ante el dominio del desprecio?
¿Acaso quedarán vencidos los recuerdos?
Aún quedan en rincones voces, piel y lágrimas ávidas del tiempo
Invocaciones mágicas, cánticos de recuerdos
Encenderé la lámpara del tiempo para volver a tu rostro, para arrebatar a los años sus torpes injusticias
Hambriento de esperanza me levantaré de nuevo y en el destierro del dolor
Suplicaré piedad, henchido el corazón voceará al cielo
Hay un único amor que está muriendo ¡