No tuve miedo
cuando debía-
porque no debía
tener miedo-
No lloré cuando debía-
porque no debía llorar
-y no podía-
Y aunque sabía
que a nadie engañaban
los trazos negros
en los ojos
y la sonrisa arlequinesca
en la cara-
no tenía más
para ofrecerles-
la tonta prueba
de mi falsa fortaleza-
el absurdo símbolo
de que a&uacut