Me seduce la bruma desde mi orilla,
invita a buscarte entre el celaje,
corriendo de puntillas sobre la danza
hermosa y terrible de las olas.
Estas ahí, allá más lejos, siempre aquí,
jinete sobre un delfín desparejado.
El viento, apenas brisa, trae tu voz
clamando por la mía enmudecida.
Y avanzo inequívocamente hacia ti,
con el cortejo de sirenas que tejen
mi memoria a tu deseo, tu lejanía
a mi nostalgia, en verdeoscuro tapiz.
Navego con audacia por el recuerdo
hacia el tenue, gris acogedor
de la niebla, que desdibuja
tu cuerpo, mi cuerpo, cabalgando.
Luci Garcés