Mejor te fuiste y dejaste dolientes.
A gotas derramadas le siguieron
las tristezas una a una se sintieron
en tierra de bruma y de los ausentes.
Ojos que se derraman como fuentes,
funesta partida que presintieron
los de siempre, los que se arrepintieron,
y a los que no les pasó por sus mentes.
Y tu ausencia fue un muy mal accidente
con negro destino donde viviste
y con lluviosas nubes de fatalidad.
¿Le sirven los recuerdos a la gente?
¿Te servirán a ti que ya te fuiste?
Sólo queda algo de esta realidad.