Prefiero tu provocadora
boca, evocadora de
sonidos que al alma
transporta.
Prefiero tu arte
cuál estandarte
de este loco y
salvaje romance.
Prefiero tus manos
en la quimérica
caricia del espasmo
delirante.
Prefiero tu mirada,
fundirme en el estupor
del hilo misterioso
que tienen tus ojos.
Prefiero tus palabras
desnudas de artificio
y ser un solo verso
en los poemas de los
poetas malditos.
David Cocchi.