Es desesperante amar y no ser correspondido…
pero cuando vi su rostro me perdí de nuevo entre su piel.
Traté de aferrarme desesperadamente a las sábanas
(mi ser y mi mente se llenaron completamente de él).
Respondió a su negra ausencia en el eco de mis escalofríos
y sobre este cuerpo sus palabras adquirieron peso y poder,
como ácrata entre mis deseos y este cruel masoquismo,
como el demonio que blasfema contra mi pérfido ser.
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Autor: Lluvia B. Espinoza Morales