Es de noche en el bosque
crepita tímida la hoguera
chilla, como el canto del grillo
cuando busca aparearse.
Mi corazón también crepita,
a veces fuego, a veces grillo
y yo escucho ambas cosas
el crepitar del fuego
como grillo en celo
y a mi corazón latiendo,
como grillo, cómo hoguera.
Cuando la lluvia
cae de repente
suele hacernos trastadas
sofoca el fuego,
enmudece al grillo
y apacigua al corazón
que crepitaba como fuego
y chillaba cómo grillo,
transformando en cenizas silenciosas
sus rítmicos latidos,
en la noche de mi vida.
Juan Gualberto Salazar Rosado