La Vindicta
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Ay pobre de aquél,
que quiera de su vida una efímera,
sin la vindicta eminente,
de vengar la vida,
la vida o la muerte,
la rosa y la espina,
porque la vida hiere,
como pierde el rey en ajedrez,
es la vindicta extraña,
de poder vengar lo que acomete,
lo que en fantasía maraña,
y lo que se aferra o arremete,
es la vida o la muerte,
es la rosa y la espina,
porque la vida hiere,
y el dolor es fuerte,
es la vindicta de ser alguien,
y no en ser un pobre sin destino...
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