Llevo el alma plagada de imperdibles,
que se sueltan, se caen, se desabrochan,
en los que cuelgo lo que hoy es casi un rito,
el salvavidas que flota en la rutina
al que me aferro si aprieta la tormenta
con el que juego en las playas de la vida.
Más al poco lo pierdo en el camino
y he de encontrar de inmediato otro amuleto
otro juego de rol, otra aventura
otro mundo ficticio y truculento
donde inventar otras vidas paralelas
donde volar sin motores ni ataduras.
¡Todo es tan frágil! ¡Es todo tan volátil!
la idolatría se impuso a las doctrinas
los dioses cambian según manda el mercado
sólo el dinero impone su divisa
y marca a hierro y a fuego nuestras almas
asegurando su infame tiranía.
Pero aun conservo tu grial sagrado
engarzado en el fondo de mí pecho,
un relicario de amor y de ternura
que me ilumina cuando camino a ciegas
que me sacia cuando la sed me mata
que me conduce a través de las tinieblas.