Estas son mías,
No del pueblo, ni del cura
Ni del último culto que se da en la misa.
Estas son mías.
Las he cargado;
Aun cuando estuvieron vacías,
Las lleve conmigo cuando aún no sonreían,
Cuando la juventud se alejaba de mi vida,
Cuando en la madurez renacieron y se escondieron.
Cuando los rayos del sol las secaron y plegaron su centro.
¡Son mías, mías, mías!
No concuerdan con tu criterio,
No están buscando consenso….
Ellas concuerdan con mi prisa.
Con la pesadez de mi cadera,
Con la soltura de las praderas
que llevo muy adentro.
Estas no son tuya.
Les pertenecen a lo que he imaginado,
A los caminos que he amamantado.
Son mías y puedo exhibirlas;
Sea para nutrir a la cría,
O para pasearlas libremente en un vergel
O para exponerlas al aire del campo,
O en un autobús lleno de aire intoxicante.
Ellas son mías,
De la lucha contra el cáncer que las ataco,
De la lucha del vientre que no produjo,
De la libertad encausada en prisión,
Del encuentro de la mente y la razón,
Del artista que las descubrió,
De mis manos que las acomodan,
Del sostén que ellas rechazan,
Pero tuyas no son.
Ellas son mías,
No les pertenecen a la opinión populista,
Ni deben amilanar un sentimiento machista;
pues ellas son mensaje de vida,
maravillosa es su anatomía, ya que forma
tanto al niño como al más maduro.
Ellas son mías,
Que las exhiba no debe atrancar tu gaznate,
Ni debe causar estupro,
Ni confusión, ni rechazo,
Ni discursos largos,
Ni leyes nefastas,
Ni el asombro del que nunca
ha tenido que cuidarlas.
Ellas son mías.
Mis tetas, mis senos,
Mis uvas, mi testamento,
Mi sustento, el sustento de mi pueblo,
De la continuación del universo,
Aun en tiempos de hambruna,
En tiempos de amargura…
Aunque su tiempo sea limitado
ellas continúan en la vida de cada
quien haya sido respaldado por una.
Ellas son mías, no tuyas.
No te inmiscuyas, ni les imputes
leyes absurdas.
Ellas son ¡mías, mías, mías, mías!
©LeydisProse
8/27/2018
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