\"Islas de placer, a una deriva anticipada, en un proceso que nos gusta llamar apetito.
Sin importar a qué nivel nos lleve, perdidos en la multitud de nuestras cabezas.
Transitando áreas seguras, donde perdemos la cuenta de los tropiezos, y nos reímos de la envidia, sumisos al amor incondicional.
Gradualmente, pasamos a un estado de sagrada ausencia.
Como el tiempo de arena, escurriéndose entre los dedos transparentes.
Aunque el árbol reste caído, sin aparente vida, su elegante figura sigue embelleciendo el paisaje, engañando a la negra dama.
Resaca de risas incontroladas, espasmódicas.
Que me ayudan a desprenderme de \"mis\" posesiones, que ya no me poseen más.\"
(miguel puigcorbé)