Recuerdo a Gisela Guillén,
Chela,
y a Yamila Valenzuela.
Alam también
en mi recuerdo revuela,
siento inmenso gusto
al evocar a Capitán Augusto.
Fueron exquisitas veladas
en el Bar Literario,
aunque a veces se colaba
algún estrafalario
con métrica cagada
y mal vocabulario.
El portal era una jarana
de porfías, debates y letrados duelos
entre castizos poetas del país de monarcas
y escribidores de la Patria latinoanericana.
Hubo que espantar vampiros
con sal y crucifijo
hasta que un pertinaz
nos legara el soneto Armijo
con su ingenio sagaz.