Mañana pura sedante,
las luces forman un clavel.
Melodía pura, entrañable,
desnudan tu timidez.
Evocas pasión,
cuando cierras los ojos
invocas amor,
sientes dolor,
aún saliente, aguantas hoy.
De tu espada herida,
la fuerza nace en cada ceniza,
y vuelven las premisas de tu rebaño.
De tu pecho salen minas,
que se deshacen sin vigor.
Eres la sangre pura,
la sangre caliente,
la sangre valiente de las montañas,
de la selva enardecida,
de las aguas temidas por el holocausto,
de aquel sueño extrañador.
Vives hoy,
naces en una flor,
andas con tu luz volátil
permaneces táctil,
duermes en oración.