Que pasamos
de vernos
y olernos
cada noche,
a ni mirarnos,
ni vernos
y, tampoco,
olernos.
Aunque tu olor
es imposible de olvidar
y también
inevitable recordar.
Siento lástima por esto,
ya que nos conocíamos
perfectamente y, ahora,
somos perfectamente
perfectos desconocidos.
-David Sadness
Libro: Serendipia, pg. 101