UN LUNES CUALQUIERA
El sol te llama, desde detrás de la montaña.
Te dice ven.
Las olas tranquilas arrullan tu camino.
Navegas en la cresta de una ola, de la más grande.
Te rompes, te desparramas.
La arena embebe tu ser, tu alma.
la luz refleja tu cuerpo que ahora forma parte de la orilla.
Otra ola viene, te reclama, te lleva con ella.
Seguirás jugando con la espuma, los caballitos y las estrellas de mar.
Yo esperaré un lunes cualquiera,
a que otra ola teñida de añil, verde y oro, te deposite de nuevo en la orilla.
Me empaparé de ti, me mojaré con tu esencia de niña de agua, sal y vida.