Quiero arrancarle al cielo un pedazo de cobre,
derretirlo y hacer una poesía,
con olores de otoño y color de hojas secas
como el ocaso de mi propia vida.
Quiero aspirar el olor de las olas,
enredarme en las algas marinas
y sentir el latir de las alas al viento,
de las gaviotas y las golondrinas.
Divisar hacia el frente los cerros
con su escabel forjado en espuma
y encontrar los primeros luceros
cuando un día más en mi vida se esfuma.
Quiero ver como surge la noche
con colores de conchas marinas
con entrañas rosadas de nácar
y con cantos lejanos de ondinas.
No pensar en el próximo día,
que la luna se vuelva sordina
y las ondas se cierren cual párpados
obturando mis tristes pupilas.
Compartir con mi amiga, la muerte,
esta última noche infinita
y esperar a que el viento costero
sobre el mar, distribuya mis ruinas.