Dos navíos que juraron amor eterno,
Hoy viajan a destino opuesto,
Han echado la promesa por la borda,
Hacia las profundidades del océano.
Un velero navega triste y solitario,
Lleva las velas rotas y el mástil caído,
El lamento de un desafinado violín
Le acompaña en su larga travesía.
La otra barca va remando y cantando,
Su aventura y romance,
Hace eco de su elegancia,
Y muestra su belleza con petulancia.
El velero es arrastrado por la corriente,
Donde las aguas son aún más fuerte,
No hay sol, solo tempestad,
Su compañía es la soledad.
La barca navega feliz y segura
Mirando con menosprecio al velero,
Su sarcasmo se esparce como el humo,
Hacia los puntos cardinales.
El velero está por naufragar,
Su carrera está por terminar,
Allá muy lejos donde se unen
Las lineas divisorias del cielo y el mar.
Dos navíos que juraron amor eterno,
Hoy viajan a destino opuesto,
El velero flota a la deriva,
La barca navega serena y tranquila.
Autor: Alex de Jesús