La felicidad se oscurece,
la lluvia cala mis pulmones.
Las rosas desechan los petalos.
El aire comienza a desvanecer
los radiantes rayos de sol.
Las sonrisas pesan demasiado,
dejar los labios caer,
mostrando un gesto triste,
siempre resulta más comodo.
Las miradas pierden su valor,
solo ojos vacíos mirarme veo.
El tiempo amenaza con irse,
el reloj no sabe sosegar.
Solo da vueltas y vueltas.
Cada minuto, tiene más coste,
pero me queda poco menos que dar.