Estaba atrapada
en la espesa
maleza, su bañador
se cortó y la dejó
prácticamente
desnuda con
una mano cubriéndose
sus partes pudorosas
se dio un embión
con una liana.
Los animalillos del
pantano corrieron
al ver que se alejaba
con extrañeza bajaron
hasta ella, cuando
ella cayó, un lagarto
le dio la mano
ella lo saludó y él
la cortejó como
pudo, pero el
inquieto mono se
apoderó de su mirada
al acercarse con una
margarita y tapándose
los ojos para no avergonzarla
Los habitantes de aquí son muy
raros, pero no dejaba de
sonreír, el simio se sentó
a su lado
y la cubrió de
halagos y más flores
Ella no se resistió al
verse tentada a pasar
el resto de sus días
en una selva tropical,
lejos de todo lo ya
vivido...