He caminado
todas las calles de mi tiempo
Le he preguntado
a todos los hombres que he cruzado
Y algunos, unos pocos me otorgaron el silencio,
Como si supieran
Y los otros, los otros no sabían si existías.
Es que no eres ni claro ni oscuro
no tienes voz de proclama ni llanto
Y a veces eres tan indiferente
como un día de otoño,
de esos en donde nada sucede ,
y esta gris y ausente.
Y hoy cuando mis pasos
siguen siendo firmes
Pero un poco más lentos,
siento que vale la pena
seguir buscándote
porque mi fuerza
es como la de los molinos
que el viento empuja,
solo necesita del aire
En cada crepúsculo me anido
en un rincón de fuego
y me evado para que la duda,
esa llaga que carcome por dentro
todo lo esencial de la pregunta
se ahogue en la soledad del silencio.
Entonces en la embriaguez del sueño
descanso y cuando despierto siento
las mismas ganas de hallar
el porqué de las respuestas
y el lugar donde se forjaron las verdades
o sea la cara de la vida que está siempre
oculta por las noches
y viaja por el mundo cada día.
Carlos Brid
Derechos registrados