La vida, cuando se va escurriendo, hiere
emanando vacíos sin consuelos
al arrancar las huellas de mis duelos
porque, estancarme es solo lo que quiere
Se siente en el delirio que infiere
cuando me arranca del pecho los cielos
para consumir el aire con sus hielos
ahogando las fuerzas que tuviere.
Me deseas rendida en el olvido
para que solitaria quede inerte.
¡Ya está echada mi desgraciada suerte!
sabes que la batalla la he perdido
pues, no he logrado poder encenderte
sabiéndome anhelada por la muerte,