Me siento apenas como aire circulante.
Nada parece saciar mi sed.
Mi alma anhela paz y Dios, ni siquiera él puede consolarme.
Algunos momentos de euforia salpican, y mi ausencia es cuestión de horas.
Vuelvo a ser yo al final del día,
Y mi mente quiere perderse entre el humo
Y gotean mis palabras,
Y soy mi propio verdugo.
No hay arte ni ciencia.
Solo el deseo de la no existencia
Y me quedo absorta frente al espejo
Contemplando la nada.