Como aguas que pasaron,
así es todo lo malo,
y en el río que fluyeron,
no quedó ni un sólo palo.
Nuevas aguas nos esperan
cada vez más cristalinas,
nuevas memorias desean
ahora estar en las colinas.
Nuevos horizontes Dios promete,
cosas grandes e inefables,
y al mal El lo somete.
Belleza cual ojo no ha visto,
muchos mundos inimaginables
por el gran amor que nos tiene Cristo.