Pero en vano.
En vano la piel que te rodea.
En vano el ambiente el entorno alrededor.
En vano la sombra que proyectas bajo el sol,
los lazos que te unen al tiempo,
la existencia que sostienen tus huesos,
el peso de tus pies sobre este suelo:
en vano.
En vano.
Pues por más vivo que parezcas,
por más que estés y permanezcas,
tú ya no eres en el mundo:
has perdido tu lugar.