Hambre de letras

Únicas mañanas

Casi no hay diferencias en las mañanas como la de hoy, en las que desde que abro los ojos ya empiezo a recordarte, con las mañanas de verano en las que era adolescente y sufría agónicamente, las únicas diferencias es que ya no soy adolescente, ni es verano y que te extraño más que antes... 

Casi no hay diferencias en estos actos de reacción ante la acción de que no estas conmigo, por qué aún estoy sujeto a estos falsos objetos de carne, hueso y piel que ya no están, que hace muy poco dejaron de existir, mientras sigo buscando alguna manera de hacerte revivir, o algún elixir que me haga eterno para así no sufrir al descubrír que después de mi muerte, al igual que vos, yo también voy a dejar de existir, y era todo falso eso de que algún día nos volveríamos a ver y me volverías a sonreír.
Casi no hay diferencia a estos días con los de antes, por que lo único que hago es esperar que vuelvas a mi lado y poder tenerte a cada instante, no quiero mirar para adelante, por que sé que allí no voy a encontrarte.
No hay muchas diferencia estas mañanas con las de antes, aunque parezca preocupante, deseo ser constante en escribirte y plasmarte en cada escrito, aunque me digan que ya sos irrelevante en mi vida, que ya no sos parte de ella, siempre voy a seguir amándote e involucrándote en mi presente, por que no tengo sentimiento más sincero que el que siento al recordarte...