Pacificada mi alma
en la meditación del yo existencial.
En armonía con el sol, el mar, las plantas, los animales,
los seres humanos y con el creador;
me lleno de energía revitalizante
me lleno de amor.
Vacío mi alma de lo malo
barro celos, envidias, odios.
Entro en le perdón interior:
me perdono a mí misma,
perdono a los demás.
Siento la savia de la paz,
recorriéndome las venas,
siento una sensación de vacío de lo mundano,
me lleno de lo divino y trascendente.
Flota el amor en el ambiente
siento las olas de la paz
mojando mis pies y todo mi cuerpo.
Pacificada puedo ver en lo malo
una oportunidad,
en lo aciago un nuevo comienzo.
Pacificada,
no deseo mal a nadie.
Solo palomas de paz y amor me rondan.
El halo de la bondad me posee.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados