Querías me sentara en una playa
y contemplara el mar.
Y en ese punto una ola aguardara,
que viniera mis pies a remojar.
Con la brisa de yodo en mis entrañas,
mirando fijo hacia la inmensidad.
Con salobre humedad en mis pestañas,
solitario, la ola-amor quise esperar.
No fué una sola.-Fueron muchas ondas
las que a mis pies vinieron a besar.
Pero no estuve alegre.-Estuve triste
y la angustia atenazó mi integridad.
¿Por qué te quiero tanto? ¿ Por qué sufro?
¿Por qué sólo a mis pies van a mojar?
Deben estar los tuyos con los míos
para que lo de la ola sea verdad.
Mi dolor era intenso y tan sentido,
que el océano se puso a sollozar.
Se retiró.-Y como un buen amigo,
no quiso perturbar mi soledad.