Por entonces el tiempo sonreía
Los colibríes se enamoraban
Entre aromas y colores
De las flores escanciaba la miel
El rítmico balanceo de sus caderas
La sonrisa que el viento arrebataba
Airosa iba sembrando aromas
Encelando mi enamorado corazón
En cada paso aromas sembraba
Las cabezas volteaban
Embriagados por su grácil figura
Hasta el sol le echaba piropos.
Cuantas veces sus huellas besé
Cuantas noches en su nombre recé
De mi sonrisa era la reina
De mi vida la esencia
Decidido una carta quise escribir
Y en ella mis poemas de amor
En aromado papel quise plasmar
La ternura de mi enamorado corazón
Allá en ése cansado lugar
Donde las flores vagaban por doquier
Había una de rojo candor
Que me aconsejó una carta escribir
Incontables fueron los papeles
Infinitas las amorosas ideas
Las palabras se amontonaban
Los sentimientos se agolpaban
Una tarde la vi partir
Con una maleta en cada mano
Jamás supe su destino
Y si algún día tendría retorno.
Desde entonces el tiempo se detuvo
Las palabras tristes huyeron
De mí pensamiento el viento se llevó
La carta que nunca escribí.
Lima, 13 de septiembre del 2018