(Antigua Calle 4 con 8)
Don Pacho Hermoso,
Presuntuoso y cadencioso,
iconoclasta efusivo,
Le regalaba caramelos
A aquellos los Arlequines
Y a los niños de la cuadra
Que acaso entraban a su tienda;
Más Pepe entraba para verla
A la niña de la luna en su mejilla izquierda.
El interior se volvía un enorme
Castillo, los arlequines danzaban
Y las hadas cantaban valses
Entorno a ellos:
Mientras Don Pacho en tono inoportuno
Les canto:
¡Así fue como empezaron
Papa y mama!…
Se sonrojaron los dos críaturos
Y casi se rozaron, mientras sus manos,
Por vez primera.