En las penumbras de la noche andaba sin parar de pensar, que el destino era tan cruel como las veces que la vio llorar.
Sentía que la sensación de una enorme soledad lo acompañaba un día más y se sentía tan extraño que quería escapar.
No sabía el por qué de tanta ansiedad, ni de todos los sueños que no pudo concretar.
Que tonto era pensar que ella me quiso alguna vez (dijo, y empezó a caminar de revés) nada era tan extraño como las veces que quiso llorar, porque él nunca le dio espacio a la angustia ni a la soledad.
Ella no me quiso en las noches, ni en los días en los que yo le daba calma a su vida. Intente darle todo lo que estaba a mi alcance (pero no fue suficiente, casi nunca era suficiente)
Saque una hoja y empecé a contar todas las cosas que me harían olvidar, entre en un caos, porque no había nada, nada que no me hiciera recordar.
Me enamoré y no lo pensé
Me enamoré y creo que me equivoque.
Tocó mi alma por encima de mi piel, tocó mi ser y fue sólo una vez.
Ella no me quiso, porque nunca pensó que un tonto como yo querría un poco de amor.
Mi relato es corto, pero doloroso, porque cuento como duelen las espinas de un amor.
Ella resplandecía, mientras yo desvanecía.
Ella seguía enamorado, mientras corazónes rompía.
Ella era luz, ella era vida, me quito mi magia, para transformarla en su alegría.
Y acá seguiré, hasta el final, quizá buscando no volver a amar.
Porque encontré a alguien que no me supo amar y fue suficiente para mi alma abandonar.
-Denise Arredondo