Me gustas cuando me miras
porque te veo esquiva y traviesa,
jugando con tu pelo adornando tu belleza.
Tus manos finas y delicadas
no se cansan de jugar,
se mueven de arriba a abajo
invitando a participar.
La niña camina despacio
recogiendo flores por el camino,
árboles y arbustos celosos
lloran abrazados a un pino.
Ya se acerca la tarde noche
la niña triste mira al cielo,
las estrellas se iluminan de una
para acompañarla en su regreso.
No te apures mi dulce niña
aun no se termina el día para jugar,
las flores te han de regalar su perfume
que para ellas solo podrás danzar.
Ya se a dormido la luna
los pájaros han dejado de trinar,
no te amargues tu mi miña
que la noche te a de acompañar.
Duerme tranquila niña traviesa
que los ángeles te han de cuídar,
te dejaran rosas y claveles
para que tengas lindo despertar.