Mis batallas triunfales...
Mi última esperanza...
El motivo para enristrar mi lanza,
Y arremeter contra Briareo...
O los molinos de viento.
Lo que me despierte cada día...
Lo que me espabile si quedo dormido...
Y si mis pies se cansaran,
Los hombros que me detengan,
para no caer, para que no me rinda...
Una guía, un sendero, el camino.
Y la razón de estar cada día…
Mi prosa y mi rima, mi letra y melodía,
Luz atenuada y clara en mi vigilia...
Luz refulgente en noches sombrías.
La lluvia que me refresca el día...
La sombra que me resguarda solícita.
Refugio en mis tormentas exteriores
Consuelo de la internas y lluvia fría,
Cuando mis ojos lloren a escondidas…
La nostalgia por mi lugar y mi vida
Y la defensa indemne de la alegría.
La carcajada de la íntima dicha
Y la sazón de mi sonrisa...
Compañera y amiga, mi confidente,
Cómplice de mis noches, luz de mis días...
El tiempo de reposo en silencio,
Y el aire que se respira...
Suspiro añorante y sendero de caricias
Encuentros furtivos, miradas perdidas
Horizonte de mi vista...
Crepúsculo de remansos...
Luz al final del túnel de la vida....
Sueño acariciado, estrella guía
Mi norte, mi rosa de los vientos,
Mi puerta de salida...
Sonrisa franca, mano extendida
Refugio para un corazón herido
Principio de fe, molécula de energía...
Alma de mi cuerpo, sabia y cristalina
Certeza entre mis temores...
Confianza que nunca olvida...
El regalo que nunca tuve,
El milagro que pedí siempre...
Y la bondad que me decida...
Todo eso quiero de tí,
Pero yo no tengo nada...
Te ofrezco a cambio... ¡mi vida!..