La bella joven se muestra
ante el espejo, lozana,
sonríe mientras se peina,
dejando ver su piel blanca,
como la opalina nieve,
que baja de la montaña,
resaltando sus mejillas,
pintadas por roja flama,
mientras su boca se llena,
de la azucarada escarcha,
y le pregunta al espejo:
¿Has visto más linda cara?
una voz fuerte contesta:
¡No! porque tu faz encanta.
¡Es un momento feliz!
ella sabe no la engaña,
mientras por su cara corren,
unas cristalinas lágrimas,
muestras de felicidad,
es joven llena de magia.
El tiempo pasa muy rápido,
la joven se hizo ya anciana,
y ante aquel vetusto espejo,
peina sus cabellos plata,
mostrando delicadeza
en sus manos arrugadas,
su piel perdió lozanía,
pero no alegría el alma.
Cuando recuerda el pasado,
siente la gran añoranza,
por aquellos años idos,
¡hoy la invade la nostalgia!
recuerda su juventud,
mientras un suspiro exhala,
ha sido bella su vida,
no ha existido ningún drama,
y agradece al Ser Supremo,
por tan alegre sonata.
Pronto llegará su viejo,
se prepara alborozada,
musitando quedamente,
su cotidiana plegaria,
la reza con devoción,
desde épocas muy lejanas,
pidiendo por el amor,
que su corazón aclama.
Se asoma por fin su amado,
ella tierna se levanta,
se unen con un dulce beso,
el amor profundo cala.
así termina esta historia,
como un sueño de alborada.