A las cinco de la mañana
con un golpe certero
has llegado primero
que el sol de la alborada,
aún te puedo ver
con detalles diferentes
Tu cabello sobre la frente
envolviendo tu mirada
tus labios de rojo encarnado
entreabierto deseando
un beso bién logrado.
Tu pecho adornado
con cintas de regalo
para mis manos de palo
hicieran brotar ese fuego
que sin hacer ningún ruego
mis dedos se desplazaron
para hacer brotar botones,
convirtiendo tus sensaciones
en un calor sofocante.
En mis sueños vi la playa
esa que nos acogió
donde reposo nos dió
esa noche alocada.
La luna tendió su manto
para escuchar nuestro canto
y el oleaje en su vaivén
nuestros cuerpos ya danzaban
en faena enamorada
en esa arena caldeada
que la luna iluminaba.
Al despertar me encontré
alegre en esa fiesta
Eran tus manos maestras
las que al cuello me abrazaban.