Y esperaré sumisa
que termines y selles tus reclamos,
mi silencio es un voto sagrado que no se rompe,
las gotas cristalinas de mis ojos
son el sello de tristeza que los marca,
jámas tuve la intención de lastimarte
pero en mi afán de tener a todos contentos
maldije sus vidas con mi presencia.
Me trague mi orgullo como siempre
suplicando la gracia de tus ojos
mientras tanto
mi alma desgraciada ya había firmado su sentencia perpetua.
Silencio guardo el cielo
y las estrellas se vistieron con la brisa de luto,
al darse cuenta que la delicada flor de pétalos transparentes
se marchito sin remedio a media noche.
Su cuerpecito estaba solo y frío ,
su triste alma que sola se sintió,
dijo a adiós y nadie la escucho.
Al fin que quien admiraría a una flor marchita
por mas hermosa que allá sido cuando se vestía de la vida.