Hincada vivo en su amor sin tiempo,
Trazó una senda que desconoce mi regresar.
Silente sombra, huella en el polvo que desvanece,
desprecia al viento sin cobardia, sin cuestionar.
Su ser paciente inquieta mi calma,
la empuja en brazas,
la desaloja en su humanidad;
la cortesana ruge tullida,
hiede en su carne e implora al fuego
que sin saberlo la hiere más.
De sus mitades hice retazos,
fué un cruciverbo,
rompecabezas sin terminar,
nunca se supo de sus inciertos,
amor en sombras o dualidades,
ni fantasias, ni de mentiras sin revelar.
Conservo un libro de sus memorias,
de lo no dicho, de sus silencios,
de su penar, fiel veladora de sus secretos
aún vive en mis versos, que lo cobijan
y apuestan rimas por su verdad.
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