El dolor de nuestros hijos
Va más allá de lo humano,
Es un infinito estado
De agónico paroxismo;
Es de espinos un camino
Que nos mantiene callados,
Intensamente embotados
Por un venenoso filo;
Y, sin embargo, no puedes
Cambiar cuanto ya pasó,
Aunque mucho desesperes,
Se te parta el corazón,
Doble dolor, el que tienes
Que soportar, por amor…